En el pueblo de Tejeda, el segundo más pequeño de la isla, se encuentra la Cruz de Tejeda, una sombría cruz tallada en piedra situada en este puerto de montaña a 1580 metros sobre el nivel del mar, que marca el centro geográfico de Gran Canaria.
En el popular mirador encontrará animados restaurantes y bares, tiendas de souvenirs y especialidades locales, incluyendo una estupenda miel y un señor que ofrece paseos en burro a los niños. Es un lugar excelente para sentarse, relajarse y tomar una taza de café. Si está deseoso de encontrar algo de sosiego, deberá evitar esta zona los fines de semana, ya que es uno de los lugares favoritos a donde van los canarios de excursión.
Los altos picos atraerán sin duda a los senderistas y escaladores experimentados, pero esta zona también cuenta con caminos relativamente cortos y fáciles para que los menos enérgicos puedan disfrutar de una agradable caminata en medio de estos asombrosos paisajes. Por entre las nuevas vías, la mayoría Caminos Reales, se encuentran los antiguos caminos ya usados por los aborígenes hace siglos para recorrer el centro de la isla.
El pueblo de Tejeda está rodeado por cultivos en terraza, huertos y plantíos y reposa a unos 1000 metros sobre el nivel del mar. Está asentado las laderas de un cráter y presume de poseer muchos restos arqueológicos, como tumbas, cuevas, petroglifos y pinturas.
Sin el alza del turismo en esta zona, el pueblo habría quedado desierto hace mucho tiempo, ya que no es posible vivir solamente de la agricultura en estas difíciles tierras. Así todo, ha visto menguado a la mitad su tamaño.
Sin embargo, Tejeda no deja de ser un estupendo lugar donde pararse a almorzar o para detenerse y comprar algunas de las deliciosas y dulces especialidades de almendra de la zona, como el Bienmesabe o el mazapán.
Cuando los almendros florecen, durante las dos primeras semanas de febrero, Tejeda está en su esplendor, una ocasión que se celebra en la popular Fiesta del Almendro en Flor.
